La aparición de esta frase se hace en la canción octavo día de Shakira, en donde se habla de una identidad teológica que permanece entre la sociedad sin posibilidad de hacer cambios y tras regresar de un viaje en el espacio. En la canción, la sociedad está en desorden y una actitud de rechazo ante la entidad etimológica. Shakira describe a la sociedad como una colonia de hormigas, donde todas las personas hacen parte de una sociedad jerárquica que es controlada por una minoría con mayor poder y manejo de la información.

En la comparación con una persona normal, la cual puede participar en la mejora de la sociedad, Dios debe mantenerse como espectador de la evolución. Así ante la incapacidad de cambiar las condiciones banales en las que vive la ciudad, Dios se encuentra en un papel mucho más complicado viendo que lo que en su origen era perfecto ahora se encuentra distorsionado por el tiempo y la inteligencia humana.
Ruben Romero
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